Llenos de disgustos, rencores, y rabias

lo positivo

biografĂ­a de fernando cilloniz, gobernador regional de ica

“¡Oh envidia, raíz de infinitos males y carcoma de virtudes! Todos los vicios, Sancho, traen un no sé qué de deleite consigo, pero el de la envidia no trae sino disgustos, rencores y rabias”. En mi opinión… no hay descripción más sabia y acertada de la envidia que la del genial Don Miguel de Cervantes.

Si bien las aventuras del ingenioso hidalgo ocurrieron en un lugar de la Mancha de cuyo nombre – el autor – no quiso acordarse, las connotaciones morales de Don Quijote – la colosal novela cervantina – tienen alcance universal. Y – con mayor razón – alcanza también a la moral colectiva en nuestro país.

A ese respecto, jamás – como en estos días – había visto tanta gente disgustada, tantos políticos rencorosos, y tantos periodistas rabiosos. Hoy – más que nunca – la calle está plagada de gente iracunda. Las redes sociales vomitan agresividad. Y los periódicos, radios y TV – salvo honrosas excepciones – calumnian, insultan, y mienten con total desparpajo. Entonces… atando cabos – y basándome en la célebre tertulia entre Don Quijote y Sancho – habría que concluir que la envidia – cual peste bubónica – se ha enquistado en las almas de muchos compatriotas.

Pesimismo… he ahí el principal problema de nuestro país, actualmente. Y la corrupción está a la par… codo a codo con el desánimo colectivo. La negatividad domina muchísimas opiniones emitidas por políticos, periodistas, académicos, dirigentes, y ciudadanos en general.

Resulta frustrante ver cómo – para estos pesimistas recalcitrantes – nada está bien en nuestro país. Y si se tratara del Gobierno… peor aún. Todo está mal. Nada bueno cabe en las conciencias acomplejadas de estos personajes perturbados.

Sin embargo, yo tengo otra impresión de la coyuntura. El país no está parado. Los precios de los metales han vuelto a subir. Y ya sabemos cómo responde nuestra economía – sobre todo la Sierra – cuando la minería agarra viada. Este año, el café volverá a ser el principal cultivo de exportación… superando a la uva y al espárrago. Y eso es bienestar – a la vena – para nuestra Amazonía. Por último – como hacía tiempo que no ocurría – el año viene buenísimo para la pesca. Y así por el estilo; la agroindustria, el turismo, la energía… ¡no estamos parados!

Inclusive… en el ámbito gubernamental – aunque los pesimistas no lo quieran reconocer – la educación pública también ha mejorado. Las pruebas PISA (Informe del Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes) y ECE (Evaluación Censal de Estudiantes) son contundentes a ese respecto. Pero nadie habla de tales logros. El tema dominante – y abrumador – de debate público es la huelga magisterial, la cual – como ha quedado demostrada – tiene mucho de política, y poco – o muy poco – de reivindicativa.

En el ámbito iqueño, la salud pública ha mejorado en nuestra región. ¡No hay colas! ¡El abastecimiento de medicamentos es adecuado! ¡Nuestra infraestructura hospitalaria es buena! Claro que tenemos deficiencias y cosas que mejorar. Pero – para nada – estamos frente al caos que pregonan ciertos congresistas y periodistas pesimistas, que hablan por la herida.

Ahora bien – para estos menesteres – había que poner orden en nuestros hospitales. Y ¡vaya que lo estamos logrando! aunque – es verdad – con algunos heridos y contusos de por medio. Pero ¿qué esperaban los médicos corruptos que abandonaban sus guardias, y cobraban como si hubieran laborado normalmente? ¿Y los que sustentaban viáticos con facturas falsas? ¿Qué creyeron los congresistas y consejeros que pretendieron imponernos la contratación de sus allegados? ¿Qué – mansamente – les íbamos a hacer caso? ¡Qué ingenuos!

Está claro… muchos pesimistas no nos creyeron cuando advertimos que íbamos a luchar – de verdad – contra la corrupción y el clientelismo político. En el fondo, creyeron que íbamos a ser más de lo mismo. O sea, “no a la corrupción” pero de la boca para afuera. Pues bien… se equivocaron.

Para terminar. Un consejo… hasta de un conejo. Aléjense de los pesimistas. ¡Contagian!

 

Fuente: Correo ICA 


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