Todos los años – de enero a marzo – los peruanos botamos una enorme cantidad de agua dulce al mar. Me refiero a las abundantes aguas de avenida que discurren por nuestros rĂos, a vista y paciencia de toda la poblaciĂłn. Todos los peruanos – año tras año… letrados y no letrados – somos testigos impávidos del paso de las aguas de avenida, y su inexorable pĂ©rdida en el mar.
Seamos sinceros… ¡quĂ© poco hacemos por retener – aunque sea – una parte de esas aguas cuando están a nuestro alcance! Y luego… cuando los rĂos se secan – todos los años, en los estiajes – ¡con quĂ© desparpajo nos quejamos por la falta de agua!
No pues… es hora de actuar. ¡Basta de quejas y soluciones de escritorio! Tenemos agua en abundancia… en los veranos. Es cuestiĂłn de retenerla, guardarla, infiltrarla en los acuĂferos… cualquier cosa que evite que se pierda en el mar, para disponer de ella en los estiajes.
Obviamente, hay que construir muchos reservorios… pequeños, medianos y grandes. Todos los que se puedan para guardar la mayor cantidad de agua posible. Sin embargo – a este respecto – los peruanos hemos vivido equivocados… toda la vida. Siempre dijimos que sĂłlo el Estado debĂa construir los reservorios, y que estos tenĂan que ser inmensos.
SĂłlo los grandes reservorios estatales – tipo Poechos en Piura – solucionarĂan el problema de escasez de agua en el paĂs. Aquellos que cuestan miles de millones de dĂłlares y – por ende – tardan una eternidad en construirse. Y – mientras tanto – nada de nada. ¡Craso error!
Más vale un pequeño reservorio… que nada. Inclusive, como los pequeños reservorios son baratos y rápidos de hacer – a la larga – es más fácil construir muchos pequeños reservorios – que sumados almacenan una gran cantidad de agua – que invertir en pocos mega reservorios que – en la práctica – nunca se construyen.
Segundo craso error. El agua sĂłlo se puede almacenar en reservorios superficiales. Falso. Los acuĂferos – o sea, los estratos del subsuelo que contienen agua – suelen ser muy grandes y pueden hacer las veces de enormes reservorios de agua subterránea. Inclusive, pueden rellenarse artificialmente mediante tĂ©cnicas de infiltraciĂłn inducida. En sĂntesis, las aguas de avenida se pueden almacenar (1) en reservorios superficiales tradicionales, y (2) en reservorios subterráneos… o acuĂferos.
Luego tenemos el poder retentivo de los bosques y praderas… los cuales hacen las veces de esponjas – enormes – capaces de retener humedad en grandes cantidades. Bueno pues… lejos de preservar los bosques y praderas como hubiera correspondido, los peruanos los hemos depredado – a más no poder – sin ninguna consideración ambiental. Terrible. La demanda de leña y carbón de palo – literalmente – ha acabado con nuestros bosques naturales.
¿Qué hacer al respecto? Muy sencillo. Replantar bosques… plantar millones de árboles para reforestar todo lo que hemos depredado a lo largo de los últimos 100 años… o más.
Y cuanto al uso del agua – como dirĂa el poeta – hay hermanos, muchĂsimo que hacer. En el agro… la clave para evitar el desperdicio del agua está en el Riego Tecnificado. En los centros poblados… redes en buen estado y micro mediciĂłn. Y en las casas… “cierra el caño”. Para todo ello la fĂłrmula secreta se llama “Tarifas de Agua”. Sà – aunque muchos se quieran pasar de vivos – hay que pagar por el agua. El que consume más, paga más. El que consume menos, paga menos.
Menos egoĂsmos regionales. Más “hermandad del agua” entre cuencas vecinas. Menos floro. Menos teorĂa. Más manos a la obra. Dejemos de lado la ignorancia y dĂ©mosle paso a la sapiencia. Y – por supuesto – más liderazgo polĂtico. Me refiero a liderazgo polĂtico… del bueno. AsĂ podemos resolver la paradoja del agua en nuestro paĂs. Puro sentido comĂşn.
Los peruanos tenemos que aspirar a tener – todos – agua todo el año. Pues bien… en eso estamos Ica y Huancavelica.
Fuente: Correo ICAÂ