En los últimos dÃas, la ley de beneficios agrarios (Ley N° 27360) viene ocupando algunos titulares por enésima vez. El portal de noticias Agraria.pe publicó una serie de notas donde se destacan los beneficios que ha traÃdo dicha ley y la necesidad de prorrogarla. Yo quisiera ir más allá y hacernos la pregunta ¿por qué debe tener una fecha lÃmite? ¿acaso la agricultura va a dejar de ser estacional en el futuro? Es evidente que buena parte de los objetivos de dicha ley se han logrado y hoy estamos en una situación en donde sÃ, es justo y necesario hacer modificaciones en varios puntos; pero hay aspectos de la ley que deben ser permanentes. Si seguimos prorrogando la ley, dejamos en bandeja un elemento de demagogia pura a esos 130 angelitos que tenemos que elegir cada 5 años para el congreso.
Industria estacional
La agricultura es una actividad altÃsimamente variable dentro de un mismo año. Es imposible pretender que tenga la estabilidad que tienen la minerÃa, industria textil, comercio, construcción, etc. Ni el turismo es tan estacional como el agro. En el campo se tienen semanas de altÃsimo requerimiento de mano de obra y semanas en donde se hace honor a la palabra “vegetar†(es decir, no hay que hacer nada), además, la transición entre ambos escenarios no es gradual, es muy violenta, lo cual hace evidente que una actividad tan importante para el paÃs necesita un régimen especial de contratación que sea permanente. No hacer esto nos llevarÃa a impulsar sistemas informales que traen consecuencias como la espantosa y vergonzosa situación vivida en las galerÃas Nicolini. No solo las autoridades han fallado, hemos fallado como sociedad y seguimos disparando crÃticas sin ningún análisis y repletas de demagogia. Los consumidores finales no le damos prioridad a la formalidad, sino al precio; criticamos industrias que, mal que bien, vienen funcionando de manera segura para los consumidores y empleados; no hacemos ningún mea culpa cuando compramos a proveedores de dudosa procedencia, sin factura y sin ningún tipo de formalidad que evite convertirnos en cómplices de sus maldades.
En crecimiento
La agroexportación peruana ha traÃdo, sin duda alguna, mejoras impresionantes al paÃs y no solo por la ley en cuestión; los consumidores finales de este sector son sumamente exigentes, tanto en seguridad alimentaria como en responsabilidad social. Hoy en dÃa, habrÃa que ser demasiado bruto para tratar mal a los empleados de una empresa agroexportadora, no solo porque no es correcto, sino porque además estarÃas perdiendo plata. El crecimiento del sector ha sido el principal (si no es el único) responsable del aumento de las remuneraciones y las mejoras en las condiciones laborales, por tanto, la discusión del sueldo mÃnimo es irrelevante para las agroexportadoras; ya que, los empleados del campo ganan más que el sueldo mÃnimo hace ya varios años. Cada dÃa se ven nuevas iniciativas privadas para mejorar las condiciones laborales en el sector agrario (mejora en el transporte, alimentación, eventos de camaraderÃa, etc., etc., etc.); sin embargo, no son pocas las crÃticas hacia este sector y no hacia otros que van en retroceso.
Los resultados
Me sobran los ejemplos para demostrar la evolución del sector agrario: recuerdo que empecé mis practicas pre profesionales en el año 1999 cuando tenÃa 18 años, como ayudante de cosecha en un campo de uvas de mesa en Chincha. Todos los dÃas me tocaba decir, a personas que me conocÃan desde que nacÃ, que nuevamente no habÃa nada para hacer en el campo y que por favor no vinieran caminando al dÃa siguiente a preguntar lo mismo, ya que yo me encargarÃa de avisarles cuando necesitemos gente. Obviamente me afectaba ver cómo habÃa tantas personas conocidas en esta situación, mientras yo sà tuve acceso a unas prácticas (con un sueldo neto de 77 soles por semana, trabajando casi 18 horas al dÃa) gracias a la educación que pudieron darme mis padres. Con el dueño del campo nos inventábamos labores para dar más alternativas de trabajo, pero nunca era suficiente y todas estas personas caminaban una hora al dÃa, solo por si acaso. Hoy en dÃa, a mis 35 años, veo hacia atrás y me queda claro que en este sector no aplica el dicho “todo tiempo pasado fue mejor†¡De ninguna manera! A quienes digan que la agroexportación no ha traÃdo mejoras enormes, les puedo decir con plena seguridad que están mintiendo porque yo lo he vivido en carne propia. Es imposible pensar que lo que me tocó vivir en esa época, se podrÃa ver hoy en dÃa. El caso de Ica es contundente: siendo el primer núcleo agroexportador, es la región con mayor empleabilidad y menor nivel de pobreza; a pesar de ser destino de una migración masiva de pobladores muy pobres de Huancavelica y Ayacucho. Falta mucho por mejorar aun y hay cómo hacerlo, pero sin la agroexportación la realidad de Ica serÃa mucho peor.
«la mayorÃa de valles e irrigaciones ha logrado diversificar su canasta de cultivos y, de esta forma, hacer que exista demanda de mano de obra a lo largo del año»
Es cierto también que, hoy en dÃa, muchos inversionistas hubieran preferido dejar su plata en el banco y vivir de los intereses, en vez de romperse el lomo varios años para llegar a la conclusión de que perdieron plata. El negocio del agro no es fácil. A algunos les ha ido muy bien y no son pocos a los que les ha ido muy mal. Los bancos, mi abuela y algún tÃo – que se podrÃa considerar exitoso en otras industrias –, me hacen recordar cada cierto tiempo que la agricultura es un negocio muy complicado. Tenemos una enorme ventaja (y debemos aprovecharla), ya que la mayorÃa de valles e irrigaciones ha logrado diversificar su canasta de cultivos y, de esta forma, hacer que exista demanda de mano de obra a lo largo del año en la mayorÃa de los valles. No en una misma empresa, ya que generalmente cada una tiene entre 1 a 3 cultivos, pero todos los trabajadores pueden ir cambiando de empresas en un mismo valle sin tener que migrar como se hace en otros paÃses. Todo esto tiene que ponerse en la balanza siendo conscientes de que toda acción traerá muchas reacciones, no nos quedemos en la consecuencia lógica, pensemos en la enésima consecuencia antes de disparar afirmaciones. La consecuencia “lógica†de elevar el impuesto a la renta serÃa el aumento de los ingresos al fisco y, por ende, mayor ejecución de obras para el paÃs; sin embargo, también puede generar una contracción. Los inversionistas podrÃan salir del negocio, se reducirÃa la producción y por ende los puestos de trabajo. A mayor oferta de mano de obra, caerÃan los sueldos, aumentarÃa el descontento, la informalidad, la inseguridad y lo que se suponÃa que solo PODRÃA traer mayores beneficios; termina contrayendo el sector.
Ley definitiva
Hay varios puntos de la ley que pueden ser debatibles y seguro habrá que asumir el riesgo al hacer los cambios, pero el punto más crÃtico de la ley está en la modalidad de contratación. Pretender que esta industria tan estacional pueda funcionar con contratos laborales con plazos definidos serÃa un suicidio y definitivamente lo que se supone deberÃa generar bienestar a los trabajadores terminará por impulsar sistemas que evaden la legalidad, generando finalmente el efecto contrario. Hoy en dÃa tenemos trabajadores que, sin haber tenido acceso a mayor educación, pueden ganar más de 200 soles netos al dÃa en las épocas de mayor intensidad laboral. He sido testigo de cómo mujeres trabajadoras eligen no trabajar en una temporada de embalaje de granadas porque están satisfechas con los ingresos que han logrado durante una temporada de embalaje de uvas. Logran ingresos más altos de los que esperaban y pueden elegir, sin ningún tipo de solicitud extraordinaria, tomar un tiempo de descanso a pesar de haber demanda de mano de obra. Saben que cuando necesiten trabajar nuevamente, encontraran trabajo bien remunerado y con buenas condiciones laborales. ¡Eso es un éxito! ¡¡Y punto!! Entonces no cambiemos lo que está funcionando bien. Discutamos – de una vez – lo que sà puede ser mejorado (impuesto a la renta, exoneración del IGV, etc.) y trabajemos una ley que sea definitiva para no tener que estar discutiendo la necesidad de prorrogar dicha ley cada 5 años.