Boletín de Uva de Mesa N° 1

uva de mesa peruana

 Campaña 2017- 2018 (Semana 38)

El tema más comentado en el sector durante las últimas semanas, tiene que ver con el efecto que causaron las lluvias atípicas de la temporada pasada en la zona norte del país. Debemos comenzar repitiendo que estas lluvias se dieron sin que existieran condiciones de Fenómeno El Niño (con impacto global), como sí se dieron durante la temporada 2015-2016, sin presentar lluvias como las de la temporada pasada. Durante la campaña pasada se tuvieron dos escenarios lluviosos en la costa peruana. El primero, a fines de enero, se concentró en la zona sur, siendo Ica y Arequipa los más afectados, incluso con niveles de precipitaciones bastante bajos (menos de 20 mm a lo largo del mes de enero). La particularidad de estas lluvias estuvo en su baja altitud, lo que generó deslizamientos importantes en quebradas cercanas a valles costeros. El segundo escenario ocurrió casi dos meses después y si bien fueron varias las zonas afectadas (Lima, Ancash, La Libertad, etc.) son los departamentos de Lambayeque y Piura donde se concentran las plantaciones de uvas que hoy en día muestran problemas productivos. En estos departamentos las precipitaciones sí fueron de niveles sumamente altos (más de 500 mm durante el mes de marzo en muchas zonas).

La afectación de los campos de uva de mesa se puede agrupar en tres niveles:

1) Campos que fueron arrasados o severamente inundados y que deben ser replantados.

2) Campos que debido a los factores climáticos presentaron niveles de fertilidad suficientemente bajos como para no buscar una producción en esta campaña

3) Campos que presentan fertilidades reducidas pero suficientes para intentar lograr una producción comercial, asumiendo un riesgo importante.

Es importante mencionar que casi todas las plantaciones de uva de mesa en la zona norte del Perú se manejan con un sistema de doble poda. Esto significa que los campos son podados muy pocos días después de terminada la cosecha para generar nuevos brotes que serán los cargadores que se podan unos 6 meses después. De esta manera, las lluvias afectaron el desarrollo de estos brotes generados durante la temporada de verano, que son los que deben traer la fruta a producirse durante la temporada 2017 – 2018. Los daños descritos serían más acentuados en las variedades que de por sí, son de baja fertilidad, como son la sugraone y crimson. A nivel de empresas, son las de menores recursos las que menos pudieron reaccionar y debemos considerar que las condiciones topográficas y geográficas han sido también determinantes. Sabiendo eso, queremos concentrarnos en lo que fue la campaña pasada para la zona norte y tratar así de dimensionar cuánto, dónde y cuándo se podrían dar caídas importantes.

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