Definición, en vez de prórroga, para la ley de beneficios agrarios

agricultores trabajando en campo

Ing. Benjamín Cillóniz, presidente de Inform@cción

En los últimos días, la ley de beneficios agrarios (Ley N° 27360) viene ocupando algunos titulares por enésima vez. El portal de noticias Agraria.pe publicó una serie de notas donde se destacan los beneficios que ha traído dicha ley y la necesidad de prorrogarla. Yo quisiera ir más allá y hacernos la pregunta ¿por qué debe tener una fecha límite? ¿acaso la agricultura va a dejar de ser estacional en el futuro? Es evidente que buena parte de los objetivos de dicha ley se han logrado y hoy estamos en una situación en donde sí, es justo y necesario hacer modificaciones en varios puntos; pero hay aspectos de la ley que deben ser permanentes. Si seguimos prorrogando la ley, dejamos en bandeja un elemento de demagogia pura a esos 130 angelitos que tenemos que elegir cada 5 años para el congreso.

Industria estacional

La agricultura es una actividad altísimamente variable dentro de un mismo año. Es imposible pretender que tenga la estabilidad que tienen la minería, industria textil, comercio, construcción, etc. Ni el turismo es tan estacional como el agro. En el campo se tienen semanas de altísimo requerimiento de mano de obra y semanas en donde se hace honor a la palabra “vegetar†(es decir, no hay que hacer nada), además, la transición entre ambos escenarios no es gradual, es muy violenta, lo cual hace evidente que una actividad tan importante para el país necesita un régimen especial de contratación que sea permanente. No hacer esto nos llevaría a impulsar sistemas informales que traen consecuencias como la espantosa y vergonzosa situación vivida en las galerías Nicolini. No solo las autoridades han fallado, hemos fallado como sociedad y seguimos disparando críticas sin ningún análisis y repletas de demagogia. Los consumidores finales no le damos prioridad a la formalidad, sino al precio; criticamos industrias que, mal que bien, vienen funcionando de manera segura para los consumidores y empleados; no hacemos ningún mea culpa cuando compramos a proveedores de dudosa procedencia, sin factura y sin ningún tipo de formalidad que evite convertirnos en cómplices de sus maldades.

En crecimiento

La agroexportación peruana ha traído, sin duda alguna, mejoras impresionantes al país y no solo por la ley en cuestión; los consumidores finales de este sector son sumamente exigentes, tanto en seguridad alimentaria como en responsabilidad social. Hoy en día, habría que ser demasiado bruto para tratar mal a los empleados de una empresa agroexportadora, no solo porque no es correcto, sino porque además estarías perdiendo plata. El crecimiento del sector ha sido el principal (si no es el único) responsable del aumento de las remuneraciones y las mejoras en las condiciones laborales, por tanto, la discusión del sueldo mínimo es irrelevante para las agroexportadoras; ya que, los empleados del campo ganan más que el sueldo mínimo hace ya varios años. Cada día se ven nuevas iniciativas privadas para mejorar las condiciones laborales en el sector agrario (mejora en el transporte, alimentación, eventos de camaradería, etc., etc., etc.); sin embargo, no son pocas las críticas hacia este sector y no hacia otros que van en retroceso.

Los resultados

Me sobran los ejemplos para demostrar la evolución del sector agrario: recuerdo que empecé mis practicas pre profesionales en el año 1999 cuando tenía 18 años, como ayudante de cosecha en un campo de uvas de mesa en Chincha. Todos los días me tocaba decir, a personas que me conocían desde que nací, que nuevamente no había nada para hacer en el campo y que por favor no vinieran caminando al día siguiente a preguntar lo mismo, ya que yo me encargaría de avisarles cuando necesitemos gente. Obviamente me afectaba ver cómo había tantas personas conocidas en esta situación, mientras yo sí tuve acceso a unas prácticas (con un sueldo neto de 77 soles por semana, trabajando casi 18 horas al día) gracias a la educación que pudieron darme mis padres. Con el dueño del campo nos inventábamos labores para dar más alternativas de trabajo, pero nunca era suficiente y todas estas personas caminaban una hora al día, solo por si acaso. Hoy en día, a mis 35 años, veo hacia atrás y me queda claro que en este sector no aplica el dicho “todo tiempo pasado fue mejor†¡De ninguna manera! A quienes digan que la agroexportación no ha traído mejoras enormes, les puedo decir con plena seguridad que están mintiendo porque yo lo he vivido en carne propia. Es imposible pensar que lo que me tocó vivir en esa época, se podría ver hoy en día. El caso de Ica es contundente: siendo el primer núcleo agroexportador, es la región con mayor empleabilidad y menor nivel de pobreza; a pesar de ser destino de una migración masiva de pobladores muy pobres de Huancavelica y Ayacucho. Falta mucho por mejorar aun y hay cómo hacerlo, pero sin la agroexportación la realidad de Ica sería mucho peor.

«la mayoría de valles e irrigaciones ha logrado diversificar su canasta de cultivos y, de esta forma, hacer que exista demanda de mano de obra a lo largo del año»

Es cierto también que, hoy en día, muchos inversionistas hubieran preferido dejar su plata en el banco y vivir de los intereses, en vez de romperse el lomo varios años para llegar a la conclusión de que perdieron plata. El negocio del agro no es fácil. A algunos les ha ido muy bien y no son pocos a los que les ha ido muy mal. Los bancos, mi abuela y algún tío – que se podría considerar exitoso en otras industrias –, me hacen recordar cada cierto tiempo que la agricultura es un negocio muy complicado. Tenemos una enorme ventaja (y debemos aprovecharla), ya que la mayoría de valles e irrigaciones ha logrado diversificar su canasta de cultivos y, de esta forma, hacer que exista demanda de mano de obra a lo largo del año en la mayoría de los valles. No en una misma empresa, ya que generalmente cada una tiene entre 1 a 3 cultivos, pero todos los trabajadores pueden ir cambiando de empresas en un mismo valle sin tener que migrar como se hace en otros países. Todo esto tiene que ponerse en la balanza siendo conscientes de que toda acción traerá muchas reacciones, no nos quedemos en la consecuencia lógica, pensemos en la enésima consecuencia antes de disparar afirmaciones. La consecuencia “lógica†de elevar el impuesto a la renta sería el aumento de los ingresos al fisco y, por ende, mayor ejecución de obras para el país; sin embargo, también puede generar una contracción. Los inversionistas podrían salir del negocio, se reduciría la producción y por ende los puestos de trabajo. A mayor oferta de mano de obra, caerían los sueldos, aumentaría el descontento, la informalidad, la inseguridad y lo que se suponía que solo PODRÃA traer mayores beneficios; termina contrayendo el sector.

Ley definitiva

Hay varios puntos de la ley que pueden ser debatibles y seguro habrá que asumir el riesgo al hacer los cambios, pero el punto más crítico de la ley está en la modalidad de contratación. Pretender que esta industria tan estacional pueda funcionar con contratos laborales con plazos definidos sería un suicidio y definitivamente lo que se supone debería generar bienestar a los trabajadores terminará por impulsar sistemas que evaden la legalidad, generando finalmente el efecto contrario. Hoy en día tenemos trabajadores que, sin haber tenido acceso a mayor educación, pueden ganar más de 200 soles netos al día en las épocas de mayor intensidad laboral. He sido testigo de cómo mujeres trabajadoras eligen no trabajar en una temporada de embalaje de granadas porque están satisfechas con los ingresos que han logrado durante una temporada de embalaje de uvas. Logran ingresos más altos de los que esperaban y pueden elegir, sin ningún tipo de solicitud extraordinaria, tomar un tiempo de descanso a pesar de haber demanda de mano de obra. Saben que cuando necesiten trabajar nuevamente, encontraran trabajo bien remunerado y con buenas condiciones laborales. ¡Eso es un éxito! ¡¡Y punto!! Entonces no cambiemos lo que está funcionando bien. Discutamos – de una vez – lo que sí puede ser mejorado (impuesto a la renta, exoneración del IGV, etc.) y trabajemos una ley que sea definitiva para no tener que estar discutiendo la necesidad de prorrogar dicha ley cada 5 años.


libro exportando de datos de agricultura

 

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