La carencia más apremiante de la Región Ica es el agua; me refiero al Agua Grande como le llamamos los iqueños. Agua nueva que contrarreste la sobreexplotación del acuÃfero ocasionada por el extraordinario desarrollo de nuestra pujante agricultura de exportación.
Durante los últimos 50 años los iqueños hemos esperado infructuosamente que el Estado haga por nuestra región, lo que hizo por Moquegua y Arequipa con Pasto Grande y Majes. ¿Por qué a Ancash el Estado le dio Chinecas y a La Libertad, Chavimochic? ¿Qué hicieron Lambayeque y Piura para merecer las grandes obras de Gallito Ciego, Tinajones, Olmos, San Lorenzo y Poechos? ¿Por qué a ellos sÃ, y a nosotros no? Esas eran las preguntas que los iqueños nos hacÃamos – frustrados y resentidos – sin respuesta.
Pero ya no; el resentimiento con el Estado ha quedado en el olvido. Ahora contamos con una propuesta de inversión – bajo la modalidad de APP – que implica un trasvase de aguas sobrantes del RÃo Pampas en Huancavelica hacia la laguna de Choclococha; un trasvase de aguas sobrantes del RÃo Pisco para irrigar las pampas de Lanchas y VillacurÃ; y la construcción de varios reservorios en las partes altas de las cuencas de los rÃos Ica y Pisco – o sea, en las provincias de Huaytará y Castrovirreina en Huancavelica – para que dichas provincias huancavelicanas tengan agua todo el año, y aguas abajo… Pisco e Ica, también.
¿Qué pasó? ¿Por qué – de buenas a primeras – el ánimo de huancavelicanos e iqueños es ahora de esperanza y optimismo? ¿Acaso el Estado se compadeció de nosotros y se metió la mano al bolsillo para desembolsar los US$ 400 millones – o más – que costarán las obras?
¡Nada qué ver! Y menos en estos tiempos en que las finanzas públicas andan color de hormigas. Lo que ha pasado es que gracias a nuestra legislación de promoción de inversiones en infraestructura, una empresa privada ha propuesto invertir en el proyecto antes mencionado, y recuperar su inversión a través del cobro por el uso del agua por parte de agricultores y usuarios urbanos e industriales.
AquÃ, los grandes beneficiarios serán los comuneros del Alto Pampas, y las poblaciones de Castrovirreyna y Huaytará en Huancavelica, y – por supuesto – los agricultores de las provincias de Pisco e Ica en la Región Ica. La hermandad del agua entre Huancavelica e Ica se hará realidad, gracias a este proyecto de carácter público privado.
Al margen de las bondades de esta gran obra de ingenierÃa, y sus enormes implicancias en el desarrollo futuro del pueblo “huancaveliqueño†(asà nos autodenominamos iqueños y huancavelicanos para destacar nuestra atávica hermandad social, cultural y geográfica) es menester destacar cómo el sector privado puede participar en la atención de diversas necesidades de orden público.
Por ejemplo, aparte de la propuesta del Agua Grande antes mencionada, gracias a estas APP´s, la Región Ica contará con una autopista de doble calzada que recorrerá la región desde Chincha hasta Nasca; todas nuestras provincias tendrán carreteras de penetración a la Sierra debidamente pavimentadas; un tren de cercanÃas unirá Barranca e Ica en un dos por tres; dos súper puertos – uno en Pisco y otro en Marcona – atenderán de manera eficiente y segura toda la carga de exportación e importación del sur del paÃs. Y ya se está hablando de un tren entre ApurÃmac y Marcona que dinamizará toda la minerÃa de esa parte de nuestra serranÃa.
Como se ve, en la Región Ica el sector privado es un gran socio de nuestro desarrollo. Es verdad que algunos iqueños no respaldan la pertinencia de las asociaciones público privadas, pero ni modo… lo lamento por ellos. La mayorÃa de los iqueños no somos retrógrados. En la medida que las empresas privadas generen progreso y bienestar – y cumplan las leyes de nuestro paÃs – bienvenidas sean a Ica.
Fuente: Correo ICAÂ