Los peruanos tenemos la mayor disponibilidad de agua per cápita de AmĂ©rica Latina, pero muchos compatriotas no tienen acceso a ella. Tenemos mucha agua en la vertiente sub tropical del Atlántico, pero poca en la vertiente costera del PacĂfico. Tenemos mucha agua en los meses de enero, febrero y marzo – inclusive en los valles secos de la Costa – pero en los estiajes… casi nada. Es evidente… más que un problema de escasez, estamos frente a un problema de – mala – gestiĂłn del agua.
A ese respecto, los desafĂos del agua son tres: (1) Âżpor quĂ© no guardar las aguas de lluvias que se pierden en el mar, y usarlas – luego – en los estiajes; (2) Âżpor quĂ© no compartir las aguas sobrantes de las cuencas Atlánticas, con las cuencas áridas del PacĂfico? Inclusive, dentro de la misma vertiente del PacĂfico Âżacaso no tenemos rĂos costeros que podrĂan compartir sus aguas sobrantes con los desiertos vecinos? Y (3) Âżpor quĂ© no construir – aunque sea de a pocos – muchos pequeños y medianos reservorios, en vez de esperar – eternamente – la construcciĂłn del mega reservorio… que nunca se construye?
La respuesta a estas tres interrogantes es afirmativa. SĂ podemos construir – de a pocos – muchos pequeños y medianos reservorios, que – a la larga… y en conjunto – almacenen mucha agua. SĂ podemos plantar bosques y pastizales en las cabezadas de nuestras cuencas para retener buena parte de las aguas de lluvias y disponer de ellas en los estiajes. SĂ podemos infiltrar aguas de avenidas para rellenar nuestros acuĂferos. SĂ podemos tecnificar el riego de nuestros cultivos para optimizar el uso de las aguas. Y – ciertamente – tambiĂ©n podemos trasvasar aguas sobrantes de cuencas superavitarias hacia cuencas deficitarias. Tenemos muchos estudios y expedientes que sustentan la viabilidad tĂ©cnica y financiera de todos estos proyectos hĂdricos.
En sĂntesis… sĂ podemos mejorar la gestiĂłn de nuestras aguas, para que todos los peruanos – empezando por nuestros compatriotas de la Sierra – dispongamos de agua todo el año.
Ahora bien, los afianzamientos y trasvases que – en teorĂa – resultan obvios y convenientes, en la práctica están resultando difĂciles y – sobre todo – conflictivos. Efectivamente, los conflictos por el agua en nuestro paĂs han merecido muchos titulares periodĂsticos, y – lo que es peor – han generado muchas pĂ©rdidas humanas y materiales.
Es verdad que detrás de dichos conflictos hay agitadores y extorsionadores especializados en la materia, y que la politiquerĂa ha jugado – y sigue jugando – un papel preponderante en distorsionar la realidad para inventar supuestos efectos dañinos detrás de cada reservorio y / o trasvase. Pero – valgan verdades – hay algo más que dificulta la “licencia social” de los proyectos hĂdricos en nuestro paĂs; y ese algo más – en mi opiniĂłn – es la falta de una justa compensaciĂłn econĂłmica a las comunidades alto andinas ubicadas en los espacios circundantes a las obras de captaciĂłn, canales y / o reservorios.
Llamémosle “Canon de Agua o Pago por Servicios Ecosistémicos” – o como quiera llamársele – pero los usuarios del agua de la Costa debemos pagar lo que corresponda para que la Sierra tenga – también – agua todo el año.
Pues bien – a ese respecto – el Ministerio del Ambiente está considerando un pago por el uso del agua en la Costa – ya sea agrĂcola, urbano, industrial, etc. – el cual beneficiará a las comunidades antes mencionadas. Dicho monto será administrado por una instituciĂłn especializada en la materia – concretamente PROFONANPE – para ser utilizado exclusivamente en lo que se denomina siembra y cosecha de agua. Es decir, para construir reservorios, canales, pozas de infiltraciĂłn, sistemas de riego tecnificado, etc. y para desarrollar la foresterĂa, agricultura y ganaderĂa alto-andinas.
Hermanar a la Costa con la Sierra a través del agua. Ese es el objetivo de esta contribución económica. Un instrumento justo e integrador que hará realidad el anhelo de “Agua para todos… todo el año… todos los años”. ¡Estamos de acuerdo!
Fuente: Correo ICAÂ